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miércoles, marzo 03, 2010

¿El periodismo ciudadano es expresión del pluralismo?

¿El periodismo ciudadano es expresión del pluralismo?
Reflexión sobre el que hacer de los medios comunitarios
La actual coyuntura política nacional se presta para promover una reflexión en torno a la responsabilidad social de los medios de comunicación y particularmente de los periodistas ciudadanos y de los medios comunitarios.
Si la construcción colectiva de una política pública que los favorece no es reconocida como una práctica participativa producto de una sistematizació n analítica del movimiento y el proceso social gestado alrededor de la comunicación y no de un discurso ideológico sobre la participación, estará completamente distorsionado el propósito mismo de la política pública que fue conquistada en Bogotá y que tiene el potencial de convertirse en una política pública nacional, si no se sigue el camino abierto por los distintos líderes sociales de la comunicación que han estado impulsando la iniciativa.
Es responsabilidad de los periodistas ciudadanos hacer una clara distinción entre política y politiquería, pero para tener claras sus diferencias, no se puede actuar como el avestruz y meter la cabeza en un agujero para escapar de la realidad.
Una política pública lograda de forma participativa es un avance en la profundizació n del sistema democrático y una acción colectiva que rechaza el imperio de la fuerza para favorecer la fuerza de la razón, de los argumentos, del diálogo y de la palabra en un marco de tolerancia y respeto por la diversidad y el pluralismo.
Creer que todo acto de diálogo con las instituciones del Estado y actores políticos para concertar iniciativas legilativas que favorezcan a sectores excluidos, marginados y realmente invisibilizados es politiquería, es carecer de una verdadera formación política para el ejercicio de la ciudadanía, que en el caso de los periodistas es una obligación ética que le impone el oficio, no solo el de cumplirla sino el de contribuir a una opinión pública que requiere ser formada para que pueda considerarse como una opinión crítica y cualificada.
Pensar desde el periodismo en la negación y exclusión de los actores políticos como agentes de cambio para fortalecer aquello que buscan los ciudadanos en la esfera de lo público: el bien común, es caer en el mismo juego de quienes en la escena política han hecho de lo público un interés privado que defienden por la fuerza, sin dudar en recurrir a actos de violencia, de ser necesario, comprendiendo que hasta la corrupción es un acto violento contra los derechos de la ciudadanía.
Un periodista no puede posar de crítico de un sistema antidemocrático y autoritario, si en vez de hacerle frente con sus denuncias, agacha mansamente la cabeza y no promueve un cambio trascendental, incluso recurriendo a las instituciones del Estado como corresponde en un sistema democrático, aunque las mismas puedan parecernos paquidérmicas y anacrónicas.
Negarse al diálogo con los otros, en este caso los políticos y las instituciones, es optar por la construcción de la anarquía y los para-Estados; es socavar el sistema democrático, es acabar con la política y por ende con el derecho a ser ciudadano. Este es un derecho que solo puede ser validado por quien decide ejercer su papel de manera consciente.
Por ello los periodistas no pueden negar su papel como ciudadanos, formados y cualificados para construir una opinión pública pluralista y democrática, porque así han decidido ejercer su oficio, por voluntad propia, no porque alguien se los haya impuesto. Si para algunos el periodismo se trata de lanzar diatribas contra quienes ostentan el poder y renegar de aquellos a quienes por el voto han sido escogidos para tomar las riendas de los asuntos públicos y del Estado, entonces vale la pena traer unas palabras dichas por un ex guerrillero, Pepe Mujica, presidente electo del Uruguay, quien en su discurso de posesión le dijo esta semana a todos sus compatriotas: "si quieres cambiar las cosas, primero cambia tú, cambia querido pueblo".
En los periodistas ciudadanos y comunitarios deben producirse grandes cambios para evitar las radicalizaciones e impedr que a través de los medios se conviertan en generadores de violencia, exclusión y autoritarismo.
Si se quiere una sociedad incluyente, solidaria y pacífica, los periodistas ciudadanos y comunitarios tienen que cambiar y ponerse a la altura de los retos de la sociedad del siglo XXI, una sociedad cada vez más pluralista, aunque pareciera avanzar hacia una sociedad menos democrática, como nos lo advierte Dario I. Botero Restrepo en un texto suyo de finales del 2001 que se titula "Las prácticas participativas: entre la socialización y la privatizaión de las políticas públicas", que dice así:"El pluralismo estimula la fragmentación de las luchas en las que cada cual promueve sus derechos particulares y no se solidariza con los derechos de otros mientras no se afecten sus intereses.
También en su nombre se justifica no asumir posiciones, la pasividad y el conformismo respecto de situaciones generales que rebasan la capacidad inmediata de acción. (...) El pluralismo como una forma del relativismo moral y del conformismo social, es cuna fecunda para un nuevo orden totalitario, no el de la vieja aplanadora del orden público y cultural autoritario, sino el de la libre sumisión, seductor y tolerante, pero igualmente alienador".
RAÚL BENÍTEZ ORTEGA